El financiamiento de las asociaciones feministas es esencial para alcanzar la igualdad de género, un tema central en los debates sobre la ayuda pública al desarrollo. Financiar organizaciones feministas asegura un avance más rápido hacia esta igualdad. Sin embargo, los defensores de los derechos de las mujeres y las minorías de género están amenazados y cuestionados por movimientos anti-derechos y de extrema derecha influyentes en los gobiernos. Por ello, necesitan un apoyo constante para mantener sus actividades en el terreno.
REVISIÓN DE LAS CONCLUSIONES DE LA COMISIÓN DE LA CONDICIÓN DE LA MUJER DE LA ONU
Este tema fue la piedra angular de la Comisión de la Condición de la Mujer de la ONU, que reunió a los Estados de todo el mundo el 8 de marzo pasado en Nueva York. Los miembros de la sociedad civil, como CARE, estuvieron presentes, pero fueron los Estados quienes negociaron las «conclusiones acordadas», normas internacionales que se comprometen a respetar para alcanzar la igualdad de género. Sorprendentemente, las conclusiones de la CSW fueron particularmente comprometedoras, recordando a los Estados la necesidad de movilizar recursos financieros y aumentar considerablemente la ayuda pública al desarrollo en favor de las organizaciones feministas.
Las conclusiones de la CSW destacan la promoción de un entorno seguro y favorable para todos los actores de la sociedad civil y el aumento del financiamiento público y privado para las organizaciones de la sociedad civil, en particular un financiamiento sólido, duradero, flexible y plurianual, además de priorizar las iniciativas a nivel local y comunitario. El informe también menciona la necesidad de “apoyar el importante papel de los actores de la sociedad civil (…) en la promoción de todos los derechos humanos y libertades fundamentales de todas las mujeres y niñas, especialmente aquellas que viven en la pobreza”.
LAS MUJERES EN EL CORAZÓN DEL CICLO DE LA POBREZA
Las mujeres y niñas están lejos de desconocer los efectos de la pobreza: representan el 70% de la población mundial en situación de extrema pobreza, es decir, 1 de cada 10 mujeres, según António Guterres, Secretario General de la ONU. Perciben salarios más bajos, ocupan los empleos más precarios y tienen jornadas de trabajo más largas, a las que se suma un trabajo invisible y no remunerado en el hogar (Oxfam Francia).
Para apoyarlas y luchar contra los estereotipos de género, un obstáculo mayor para la autonomía económica de las mujeres, ya se están implementando iniciativas llevadas a cabo por asociaciones locales, de ahí la importancia de seguir financiándolas. El Proyecto Feministas en Acción apoya a numerosas asociaciones, ofreciendo formación y oportunidades a mujeres en una treintena de países del mundo. Por ejemplo, la asociación iraquí Bent Al Rafedain Organization (BROB) ayuda a las mujeres a poner en marcha proyectos generadores de ingresos y apoya económicamente a las familias pobres. También está la Asociación de Mujeres del sector minero de Camerún, que lucha contra las discriminaciones que sufren las mujeres en este sector. El compromiso en favor de las organizaciones feministas está intrínsecamente ligado a cuestiones sociales como los derechos laborales y la lucha contra la pobreza, un compromiso que debe mantenerse a largo plazo.
CONCLUSIONES EN CONTRADICCIÓN CON LOS RECORTES PRESUPUESTARIOS FRANCESES Y LA ELECCIÓN DE ARABIA SAUDITA COMO PRESIDENTA DE LA CSW
Estas conclusiones contrastan completamente con la reciente actualidad francesa, mucho menos alentadora. El 18 de febrero de 2024 se anunció una reducción drástica de la ayuda al desarrollo, de 800 millones de euros, provocando una onda de choque y la consternación de las ONG francesas. Este recorte presupuestario también afecta al financiamiento de las organizaciones feministas, a pesar de las directrices de la diplomacia feminista francesa adoptada en 2019 y próximamente renovada. Las conclusiones acordadas de la CSW parecen ser un recordatorio de que el compromiso financiero con las organizaciones feministas debe considerarse una necesidad y no un deseo pasajero.
La segunda mala noticia concierne la implementación permanente de las conclusiones de la CSW, en peligro por la renovación de su presidencia en marzo de 2025. Arabia Saudita fue elegida presidenta de la Comisión de Derechos de la Mujer, a pesar de ocupar el puesto 92 de 143 en términos de igualdad de género, según el informe de Equal Measures 2030. En marzo de 2024, las conclusiones de la CSW ya habían estado marcadas por una batalla semántica entre Estados conservadores y otros más progresistas, especialmente en torno al uso de las palabras “género” o “derechos sexuales y reproductivos”. Como presidenta de la Comisión, Arabia Saudita tendrá una influencia considerable en las próximas conclusiones, lo que no augura nada bueno para la defensa de los derechos de las mujeres y las minorías de género en el futuro.