Desde 2021, la Plataforma Las Mujeres Caminando Hacia la Igualdad recorre Ecuador con el objetivo de elaborar una hoja de ruta completa para conseguir un «gobierno feminista». Ahora unen sus fuerzas con el colectivo Las Sordas Feministas para promover los principios de un sistema de salud inclusivo, especialmente para las personas con discapacidad.
¿COMO SERIA UN GOBIERNO FEMINISTA?
Betty Tola, coordinadora nacional de la plataforma, lo tiene claro: «Las decisiones del Gobierno deterioran cada vez más rápido las condiciones de vida de las mujeres y del pueblo ecuatoriano». Además, añade que «sigue haciendo la vista gorda cuando se trata de garantizar nuestros derechos».
Para enfrentarse a él, la plataforma ha elaborado una agenda que se rige alrededor de cinco grandes ideas: la autonomía corporal, la identidad y los territorios, la economía, el trabajo y la defensa de la vida.
La primera idea propone considerar la autonomía corporal «como un proceso individual y colectivo», lo que implica que las personas tengan la capacidad de tomar decisiones por ellas mismas. A nivel estatal, se exige la igualdad de los derechos y el respeto de las diferencias, así como medidas que favorezcan una igualdad real. Ellas defienden una democracia feminista con una participación política que pueda ejercerse en condiciones de igualdad y respeto. En cuanto a la economía, la plataforma propone una transformación completa, «no para crecer más, sino para vivir mejor», y abogan por una sanidad y una educación más inclusivas. «Los programas educativos no integran de manera suficiente una perspectiva feminista que promueva la igualdad y combata la discriminación, ni en sus planes de estudio ni en sus prácticas institucionales», según Betty Tola.
«La agenda feminista no implica necesariamente que el Gobierno esté dirigido por una mujer, sino que se integre una visión feminista al pensar en el futuro del país», Betty Tola, coordinadora nacional de la PMCHI.
UN ENFOQUE INTERSECCIONAL INDISPENSABLE
La plataforma lucha para conseguir una sociedad solidaria, inclusiva, deliberativa e intercultural en la que puedan contribuir organizaciones feministas, activistas y mujeres de todo tipo: de clase trabajadora, de origen rural, indígenas, afroecuatorianas, con discapacidad y pertenecientes al colectivo LBTQ+.
La agenda que proponen es un instrumento «para construir un país más justo e igualitario». Llevar a cabo transformaciones tan profundas implica «combinar resistencia y propósitos con vistas a incluir un poder feminista vivo, diverso y arraigado en el territorio», según cuentan en un comunicado de prensa.
La agenda, que han tardado un año en elaborar, se inspira en la historia de un movimiento feminista y de mujeres del país andino, pero no se limita únicamente a reivindicar el respeto de los derechos de la mujer, sino que «es una propuesta para el país, una propuesta para la sociedad ecuatoriana, que piensa en el pueblo ecuatoriano en su conjunto», indica Betty Tola.
LA DEMOCRACIA PARTICIPATIVA COMO CENTRO DEL PROCESO
Ambos colectivos pretenden construir un tejido feminista sólido para comunicar sus reivindicaciones a las instituciones gubernamentales locales.
Se trata de una propuesta alternativa, basada en la experiencia local, ante lo que ambas asociaciones consideran «un desmantelamiento de Estado» y en respuesta a «la crisis política y de representación». Es también una respuesta al aumento de violencia «como consecuencia de la negligencia y pasividad del Estado», punto en el que Betty Tola insiste de forma particular.
El objetivo es que «el Estado y la sociedad reconozcan y garanticen la soberanía de la mujer sobre su cuerpo como primer territorio de defensa y reivindicación». Las dos asociaciones proponen ir más allá de la representación política y construir un poder feminista que, junto con otros procesos sociales, aporte las transformaciones necesarias para construir una democracia que garantice los derechos de las personas y de la naturaleza.