MUJERES Y NIÑAS CON DISCAPACIDAD: DOBLE DISCRIMINACIÓN Y MAYOR EXPOSICIÓN A LA VIOLENCIA

Una de cada cinco mujeres en el mundo tiene discapacidad. Sin embargo, son prácticamente invisibles y tienen muy poca representación en la educación, la sanidad, el mundo laboral, la comunicación, la política o cualquier otro sector. Las mujeres y niñas con discapacidad se enfrentan a una doble discriminación: el sexismo y el capacitismo.

MUJER + DISCAPACIDAD = MAYOR EXPOSICIÓN A LA VIOLENCIA

Según la ONU, las mujeres y niñas con discapacidad tienen un riesgo tres veces mayor que el resto de sufrir violencia, especialmente por parte de familiares, parejas, cuidadores e instituciones.

Los estereotipos sociales y prejuicios que intentan deshumanizar a las mujeres con discapacidad, infantilizarlas, excluirlas y aislarlas resultan en una mayor probabilidad de sufrir violencia sexual y de otros tipos.

En su intento de escapar o enfrentarse a su agresor, de prevenir la violencia o incluso de reparar los daños ya causados, las mujeres con discapacidad deben sortear numerosos obstáculos, como la dependencia afectiva y financiera con el agresor, el miedo a ser estigmatizadas o a perder la custodia de sus hijos, la ausencia de programas y dispositivos de prevención de violencia o el temor a no volver a tener acceso a tratamientos y material necesarios por haberse beneficiado de dichos programas.

Muchas mujeres piden ayuda a la policía o a otros miembros de su comunidad. Sin embargo, por culpa de todos los estereotipos que se han creado a su alrededor, nadie las toma en serio.

La policía, por ejemplo, puede desestimar sus denuncias por considerar que las mujeres con discapacidad, especialmente aquellas con discapacidades cognitivas, carecen de credibilidad. Por otra parte, los jueces tienden a exigir más pruebas, ponen en cuestión sus testimonios e incluso su historial médico puede usarse en su contra. A pesar de que son muchos los informes que confirman que las mujeres y niñas con discapacidad sufren más violencia que el resto, cuando estas denuncian, nadie las cree.

LA ANIQUILACIÓN DEL CUERPO DE LAS MUJERES CON DISCAPACIDAD

La mayoría de la gente trata a las mujeres con discapacidad como si estas no tuvieran o no pudieran controlar su cuerpo y su libertad sexual y reproductiva. Hay un prejuicio muy extendido que insiste en que las personas con discapacidad no tienen actividad sexual o que se debería controlar tanto su sexualidad como su fertilidad, ya que por sí solas no son capaces de tomar buenas decisiones.

A pesar de que hay leyes que lo prohíben, existen muchos casos de esterilización forzosa o de mujeres con discapacidad que se ven obligadas a interrumpir sus embarazos deseados bajo el pretexto paternalista de que es «por su propio bien». Todo esto se lleva a cabo con la autorización de sus parejas, padres, instituciones o tutores sin que la persona afectada pueda dar su opinión. Y esta práctica, social e incluso legalmente aceptada, se realiza desde hace muchos años.

Aunque es ilegal en muchos países, la esterilización forzosa se practica para reducir la fertilidad de las personas con discapacidad, especialmente de aquellas con discapacidad mental.

ASOCIACIONES QUE LUCHAN SOBRE EL TERRENO

Muchas asociaciones de mujeres con discapacidad luchan contra todo tipo de violencia y defienden sus derechos en Camerún, Guinea, República Democrática del Congo, Haití o incluso Madagascar. Feministas en Acción financia y apoya a algunas de ellas.

En Guinea, las mujeres con discapacidad deben enfrentarse a numerosos obstáculos, como a la falta de acceso a la información y a los servicios de salud reproductiva, la escasa formación de los proveedores de estos servicios, la insuficiente atención que se presta a la discapacidad en los programas sanitarios, el analfabetismo, la pobreza y los estereotipos que las rodean. Allí es prácticamente imposible tener acceso a planificación familiar, llevar un seguimiento del embarazo o el parto, recibir educación afectivo-sexual, ir al ginecólogo de forma asidua o prevenir y gestionar las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS).

Para erradicar estos obstáculos, la Organisation de Secours aux Handicapés (OSH, Organización de Ayuda a Personas con Discapacidad) ha creado un programa con el que pretende conseguir que las mujeres y niñas con discapacidad puedan acceder a información y servicios sanitarios de calidad. La asociación quiere fomentar los derechos y la salud sexual y reproductiva en todo el país a través tanto de medidas educativas sobre la sexualidad dirigidas a jóvenes y mujeres como de formaciones dirigidas al personal sanitario.

En Haití, Mouvement pour l’Intégration et l’Emancipation des Femmes Handicapées (MIEFH, Movimiento para la Integración y Emancipación de Mujeres con Discapacidad) lucha día a día para que las mujeres con discapacidad logren la autonomía económica. Para conseguirlo, la asociación propone formaciones sobre diferentes temas (serigrafía, costura, fabricación de bolsos, ropa y joyas, etc.) con el fin de que estas mujeres accedan al mercado laboral con sus propios negocios. Su autonomía económica es esencial para dejar de depender de una institución, de sus padres o de su pareja.

En Madagascar, la Association des Femmes Handicapées de Madagascar (AFHAM, Asociación de Mujeres con Discapacidad de Madagascar) promueve una sexualidad plena para las personas con discapacidad. La sexualidad de las personas con discapacidad en general, y de las mujeres en particular, es un tema que se desconoce y que a menudo provoca rechazo. De hecho, la asociación se ha percatado de que existe una negación general de su sexualidad, pues se suele pensar que las personas con discapacidad son seres asexuales, y de que es un tema que levanta la curiosidad (e incluso cierto rechazo) en la familia y la comunidad.

El proyecto «Notre corps, notre choix» (Nuestro cuerpo, nuestra elección) pretende mejorar el acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva de las mujeres con discapacidad, así como su integración social. Otro de sus objetivos es concienciar a las familias y seres queridos de las personas con discapacidad para que dejen de tomar decisiones con respecto a su vida sentimental, su deseo de ser madres o su sexualidad.

La iniciativa Feministas en Acción apoya también a otras asociaciones que luchan sin descanso para mejorar el día a día de las mujeres con discapacidad. Algunas de ellas son Women in Action for Human Dignity en la República Democrática del Congo, Community Association for Vulnerable Persons en Camerún, el colectivo Sordas Feministas de Ecuador y la Asociación Hondureña de Lesionados Medulares y Similares. ¡Echa un vistazo a nuestra lista y descúbrelas todas!