Junio ha sido bautizado como «mes del orgullo» para homenajear a la comunidad LGBTQIA+, su cultura y sus luchas.Se celebran manifestaciones, eventos y representaciones artísticas para recordar la necesidad de reafirmar los derechos y libertades de las personas LGBTQ+, que aún están amenazadas en muchos estados. Hoy en día, más de sesenta países siguen criminalizando la homosexualidad.
En los países del sur, asociaciones como AFRO Benin y Woman African Freedom (WAF, en Costa de Marfil), que reciben el apoyo de Feministas en Acción, se movilizan para que la identidad de género y sexual deje de ser un problema o un peligro. En Feministas en Acción, hemos entrevistado a estas asociaciones para comprender mejor la realidad de sus luchas.
¿Podríais presentar vuestras asociaciones e iniciativas?
AFRO Benin: Afro Benin se creó en junio de 2013, y tiene como misión promover la felicidad y el bienestar de las mujeres y niñas. Nuestra visión consiste en crear un mundo en el que todas las mujeres y niñas, sin importar su orientación sexual o su identidad de género, puedan ser independientes. Además, nuestro objetivo es proteger y promover los derechos de todas las niñas y mujeres, luchar contra la violencia de género y cualquier forma de discriminación y estigmatización y promover la salud y los derechos sexuales y reproductivos, así como la salud mental.
WAF: La asociación Women African Freedom (WAF) trabaja con mujeres LGBT+ desde 2019 en Abiyán, en Costa de Marfil. Entre nuestras principales actividades se encuentra la defensa de la salud y los derechos sexuales y reproductivos, la salud mental y la lucha contra la violencia de género. Intentamos transmitir nuestros mensajes de forma cercana, tratando de no despertar desconfianzas. También organizamos sesiones de arteterapia y formaciones sobre los derechos de las mujeres LGBT+dirigidas por asistentes legales.
¿Cuál es la situación actual de las personas LGBTQ+ en vuestro país?
WAF: El contexto varía y es ambiguo. No existe ninguna ley que castigue la homosexualidad o al colectivo LGBT+, pero tampoco existe ninguna ley que nos proteja. Hace poco se habló de un proyecto de ley contra la discriminación; sin embargo, al final, debido a la recuperación política, la ley se aprobó sin mención alguna a las personas LGBT+. Por tanto, las autoridades saben que existimos, pero no hay nada a nuestro favorni nada en contra. Si tienes algún problema con una autoridad policial, la decisión final dependerá de la persona que tienes enfrente y de su ideología. Por lo demás, en realidad no hay nada en nuestra contra, pero tampoco hay nada que nos proteja. Es una situación que se valora caso por caso.
AFRO Benin: En Benín estamos en las mismas. Hay un vacío legal en torno a las personas LGBT+, pero a través de nuestras estrategias de intervención conseguimos sacar este tema a la palestra. Hace poco, junto a otras organizaciones, publicamos un informe alternativo a las conclusiones del Examen Periódico Universal para Benín, y hemos conseguido que el Gobierno acepte dos de nuestras recomendaciones, especialmente en el tema de la salud. Pero aún queda mucho por hacer, porque los y las profesionales, así como la población en general, siguen actuando en base a lo que dicta su religión y se ven influenciados por limitaciones socioculturales y tradiciones dañinas para las personas LGBTQ+.
Como asociación, ¿os encontráis con dificultades añadidas a la hora de llevar a cabo vuestras iniciativas?
AFRO Benin: Sin duda. Siempre intentamos abordar los derechos humanos en general para poder sacar a la luz el problema concreto de las personas LGBTQ+, que no disponen de derechos específicos. Prestamos especial atención a la seguridad de las personas, así como a la nuestra propia, pues nuestra asociación está en el punto de mira cuando se habla de estos temas.
WAF: A nivel administrativo, debemos planear estrategias para poder registrar las organizaciones. Por ejemplo, tenemos que hacer constar en nuestros estatutos que trabajamos con «mujeres vulnerables», sin dar más explicaciones de lo que eso significa. Además, para conseguir financiación local, tenemos claro que si mencionamos al colectivo LGBTQ+ no vamos a recibir nada. Este tema también dificulta que la comunidad se movilice: la gente tiene miedo de implicarse en nuestras organizaciones porque eso supondría exponerse. Aun así, no dejamos de intentarlo, pero es difícil. Podemos garantizar cierta seguridad cuando el lugar escogido es seguro, pero suele ser más caro. Intentamos sobrevivir como podemos. Volviendo a la cuestión de la financiación, ni siquiera hemos probado a presentarnos a convocatorias de proyectos nacionales porque sabemos que nos expondríamos demasiado. Así que funcionamos tan solo con financiación internacional, una ayuda superimportante para nosotros.
Y vuestro entorno, ¿qué piensa de vuestro trabajo?
WAF: Se respira tolerancia. Sin embargo, con la familia es un poco complicado. Conozco colaboradoras que han sido rechazadas por sus familias. A una de ellas, el propietario le ha echado hace poco de su casa, y nos ha costado encontrarle otro alojamiento. En general, existe cierta tolerancia cuando se trata de mujeres. En lo personal, no he tenido ningún problema particular.
AFRO Benin: Es bastante tolerante. Hacemos hincapié en otros aspectos de nuestro trabajo; aunque el contexto es bastante difícil, también hay mucho interés por entender cómo trabajamos.
¿Notáis una evolución positiva en la sociedad?
AFRO Benin: ¡Ha cambiado mucho! Hace diez años ni siquiera podíamos participar en reuniones de la sociedad civil. Ahora sí podemos; nos incluyen. Se ve una evolución en la deconstrucción de los estereotipos y en las mentalidades. Pero aún queda mucho por hacer…
WAF: Creo que tenemos mucha esperanza y avances positivos, pero no hay que bajar la guardia. Hay temas que no nos dejan dormir: las redes sociales, por ejemplo, pueden ser lugares peligrosos para las asociaciones como la nuestra. Nos acusan, sobre todo, de importar los valores de Occidente. Nada nuevo, ya que en África siempre ha existido ese pensamiento. Ahora estamos en temporada de lluvias y las casas no aguantan, y he leído en las redes sociales que es culpa de los homosexuales, que reciben castigos divinos por tener comportamientos antinaturales. Los problemas que podrían derivar de esto son muy graves, y no podemos bajar la guardia. A las iglesias tampoco podemos quitarles un ojo de encima, ya que organizan conferencias sobre la importancia de las familias tradicionales.
¿Nos podríais contar por qué os habéis comprometido con la causa?
WAF: En ninguna de las instituciones que existían en Costa de Marfil se tenían en cuenta las necesidades de las mujeres LBT+. Aquí, la puerta de entrada del activismo fue el derecho a la salud y el VIH/Sida, pero en los programas no se decía una palabra de las mujeres LBT+. Yo sentí la necesidad de implicarme y de hacer algo por estas mujeres.
AFRO Benin: Es la misma situación que me ha llevado a comprometerme a mí. Veía todas las dificultades, la violencia y la doble discriminación que sufrían las mujeres LBT+ y empecé a darle vueltas al asunto para poder darles voz.
Las luchas de las personas LGBTQ+ en África están lejos de haber terminado, pero organizaciones como AFRO Bénin y Woman African Freedom están en primera línea, asegurándose de que sus voces sean escuchadas y sus derechos defendidos. Estas organizaciones están impulsando el cambio, creando espacios seguros para quienes más lo necesitan y desafiando gradualmente las barreras socioculturales y jurídicas que siguen marginando a las comunidades LGBTQIA+. Mientras continúa la lucha por la igualdad, es crucial amplificar las voces de quienes abogan por un futuro en el que todos puedan vivir libres y seguros, independientemente de su orientación sexual o identidad de género. En África, AFROBénin y WAF se movilizan para que afirmar la identidad de género y sexual no sea más un peligro para las personas LGBTQ+.