Una de cada diez mujeres en el mundo sufre pobreza menstrual. Son muchas las causas: condiciones insalubres, tradiciones culturales, tabúes, carencia de espacios íntimos, de aseos o de productos de higiene, etc. Las asociaciones han unido sus fuerzas para eliminar estas barreras con un único objetivo: ¡cambiar las reglas!
Cada día, cerca de 500 millones de mujeres y niñas viven su menstruación en condiciones precarias. Conseguir productos de higiene es difícil, por no decir imposible, ya que no disponen de los recursos económicos necesarios para comprarlos. Además, a este problema económico se suma la escasez de agua, las instalaciones sanitarias inadecuadas o la falta de productos adaptados y fácilmente accesibles.
Son artículos de primera necesidad; sin embargo, los gastos que resultan de la compra de estos productos casi nunca se reembolsan, por lo que las personas menstruantes se encuentran en desigualdad económica con respecto al resto. Al coste de estos productos hay que sumar también el de los analgésicos, la ropa interior, la ropa desgastada que hay que volver a comprar o las citas médicas.
EL TABÚ DE LA REGLA Y EL ABANDONO ESCOLAR
Factores económicos aparte, la menstruación sigue siendo un tema tabú en muchas comunidades. Como consecuencia de algunas tradiciones culturales o religiosas, sobre todo en África o Asia, los padres, familiares o autoridades tradicionales dan la espalda a las niñas y mujeres cuando tienen la regla. Durante este tiempo, las mujeres son consideradas «sucias» y se les pide que no participen en actividades cotidianas, que no asistan a la escuela o, incluso, que se vayan de casa. Una de las creencias más extendidas sobre la regla es la relaciona con la impureza, e incluso con algún tipo de maldición. En resumen, las niñas y mujeres son consideradas personas no gratas.
En la zona de África subsahariana, la UNESCO calcula que una de cada diez niñas falta a la escuela durante su menstruación; es decir, el 20 % del año escolar. La necesidad de instalaciones y de material adecuado, así como las restricciones en el desplazamiento de las niñas durante su regla y el sentimiento de vergüenza o «suciedad» que les inunda contribuyen a aumentar el abandono escolar.
Con la llegada de la primera regla, nacen las preocupaciones de padres y familias por el riesgo a un embarazo precoz. La prohibición de que las niñas vayan a la escuela cuando les viene la regla es también una forma de prevenir que estas, en plena pubertad, se queden embarazadas.
EL PROYECTO «CHAQUE FEMME COMPTE» (CADA MUJER CUENTA) EN NUAKCHOT
En la capital de Mauritania, la asociación Initiative pour la Santé de la Reproduction (Iniciativa de Salud Reproductiva) apoyada por Feministas en Acción puso en marcha en agosto de 2022 un proyecto sobre higiene y salud menstrual. Este proyecto ofrece a diez chicas de entre 19 y 29 años formación continua sobre salud reproductiva y, en concreto, sobre sus derechos de planificación familiar, la importancia de la salud menstrual y los derechos de la mujer en Mauritania.
Aparte de estas formaciones, el proyecto también les da la oportunidad de aprender a confeccionar compresas reutilizables. De hecho, ya han fabricado 300, de las cuales una parte va destinada a las mujeres retenidas en la prisión de Nuakchot. Este grupo de diez mujeres se ha fijado como objetivo fabricar 2000 más para distribuir de forma gratuita o vender a las mujeres que tengan los medios para comprarlas. Esta iniciativa permitirá al grupo de beneficiarias conseguir un ingreso extra.
LA ASOCIACIÓN GOUTTES ROUGES (GOTAS ROJAS) EN ABIYÁN
En Costa de Marfil, la asociación Gouttes Rouges, apoyada también por Feministas en Acción, gestiona un proyecto de apadrinamiento de 100 chicas. Cada miércoles al mediodía, estas niñas de diferentes escuelas asisten al Club Rojo, un espacio de para hablar sobre los problemas relacionados con la menstruación y la sexualidad.
La asociación, mediante la creación de «Bancos rojos», ofrece productos de higiene a aquellas chicas que se encuentran en una situación económica difícil para que no tengan que preocuparse y puedan seguir yendo a clase. Para ellas, esta iniciativa supone un problema menos y una razón más para seguir estudiando.
Además, la asociación actúa en diferentes establecimientos para reformar o construir aseos higiénicos y adaptados. La victoria en la lucha contra la pobreza menstrual aún parece estar lejos. Sin embargo, las asociaciones luchan sin descanso y con determinación y se unen en este reto tan importante para que, el día de mañana, las niñas y mujeres puedan vivir su regla sin tabúes ni vergüenza. ¿Quieres saber más sobre las iniciativas de las asociaciones a las que apoya Feministas en Acción? ¡Echa un vistazo aquí!