TRABAJADORAS DOMESTICAS: UNA LUCHA MUNDIAL POR LA DIGNIDAD Y EL RECONOCIMIENTO DE SU TRABAJO

Se encargan de las tareas domésticas, de la cocina, de la ropa, de los niños, de los ancianos o enfermos, del jardín, de la protección, de los animales domésticos… El trabajo de las empleadas del hogar en los países del sur no se reconoce, ni se paga ni se valora lo suficiente; es un trabajo tan poco valorado que ni siquiera sus derechos humanos se reconocen como debería. Estas mujeres se exponen a diario a la discriminación relacionada con sus condiciones de empleo y su trabajo y, además, a numerosas situaciones en las que se violan sus derechos fundamentales.

3 de cada 4 personas encargadas del hogar son mujeres

En el mundo, 75,6 millones de personas se dedican al trabajo doméstico. En tan solo dos regiones del mundo se concentra más de la mitad de los trabajadores y las trabajadoras domésticas : Asía Oriental y el Sudeste Asiático reúne a la mayor parte (36 %), seguida por Latinoamérica y el Caribe (19 %). En el 76 % de los casos, quienes se encargan del hogar son mujeres.

Son el motor de la economía de los servicios a las personas; sin embargo, a menudo se enfrentan a numerosas situaciones en las que se violan sus derechos laborales: soportan horarios laborales inhumanos, viven en alojamientos indignos, no reciben sus sueldos o reciben una miseria, no se les ofrece contrato y sufren despidos injustos.  Cerca del 90 % ni siquiera dispone de un seguro integral.

Viven bajo el mismo techo que sus jefes y sufren violencia, malos tratos e incluso violencia sexual; además, al estar aisladas, son más vulnerables. Algunos jefes llegan a robarles documentos de identidad o a prohibirles disfrutar de un solo día de vacaciones.

«Nosotras tan solo somos niñas y mujeres inmigrantes que venimos de ciudades o países vecinos y nos dedicamos al hogar. Nos marginan, explotan y, muchas veces, abusan de nosotras, nos pegan, hieren y violan. Nos levantamos antes de que salga el sol y somos las últimas en acostarnos para poder cumplir con todas las tareas del hogar. Sufrimos sin decir ni mu y nuestro trabajo forma parte de un sector no regulado, lo que nos hace más vulnerables». Sakinatou Ouedraogo, ADDAD Burkina Faso.

TRABAJADORAS DOMESTICAS EN ACCION

Muchas de las asociaciones a las que Feministas en Acción apoya tienen como objetivo específico defender los derechos de las trabajadoras domésticas.

Ese es el caso de ADDAD, en Burkina Faso, una red de 1 700 trabajadoras domésticas de todo el país. Sakinatou Ouedraogo, la fundadora de la organización, ha notado un aumento significativo del número de chicas menores de edad que han tenido que abandonar el colegio para empezar a trabajar en este puesto. La asociación organiza actividades de concienciación en mercados y calles comerciales para defender sus derechos y protegerlas, y ejerce presión a los responsables locales, principalmente religiosos. La asociación lucha para que se ratifique y se aplique el convenio 189 de la OIT, un documento internacional de referencia para que se reconozcan los derechos de las trabajadoras y los trabajadores domésticos a ejercer un trabajo decente.

En Camerún, la asociación ASDAM organiza comitivas para recorrer el país y concienciar a la población sobre los derechos de las trabajadoras y los trabajadores domésticos. La asociación ASDAM organiza sesiones de formación y anima a las mujeres a asociarse para defender y reivindicar sus derechos. Su objetivo es que las trabajadoras domésticas se unan a un sindicato, el SNATDPRO (Sindicato Nacional de Trabajadoras y Trabajadores Domésticos Profesionales), creado por la propia asociación. En Camerún, como en Burkina Faso, el convenio 189 de la OIT tampoco se ha ratificado. Para ASDAM es esencial conseguir dicha ratificación para poder apoyarse en documentos legales y reivindicar el respeto de los derechos de las trabajadoras y trabajadores domésticos.

En Madagascar, la asociación SENAMAMA organiza eventos y se ha afiliado a una unión de sindicatos nacionales para aumentar su visibilidad. Esta asociación forma sus propios equipos y conciencia a sus miembros sobre los derechos de las trabajadoras y los trabajadores domésticos para que puedan defenderse mejor ante sus jefes y, a su vez, difundir lo que aprenden a sus compañeros y compañeras.

La asociaciones que defienden los derechos de las trabajadoras y los trabajadores domésticos son, a menudo, organizaciones fundadas por las propias trabajadoras domésticas que viven o han vivido la dureza de las condiciones laborales y de vida. Los colectivos en los que se agrupan son, por norma general, organizaciones pequeñas, sin muchos recursos y poco financiadas, principalmente en África. Las activistas compensan esta precariedad de recursos con una determinación y un compromiso que nos deja con la boca abierta. Al ofrecerles ayuda financiera, el proyecto Feministas en Acción contribuye a luchar por la dignidad de millones de mujeres cuyo calvario diario es, a menudo, invisible.  

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